Cómo pueden el fuego para cocinar y el humo dañar mi salud
La mayoría de las mujeres pasan muchas horas del día preparando alimentos. Por lo tanto, corren el riesgo de padecer de los problemas de salud causados por el fuego para cocinar y por el humo.
El queroseno, al igual que otros combustibles líquidos y gaseosos pueden causar explosiones, incendios y quemaduras.
Las mujeres que cocinan con combustibles que producen mucho humo—como la leña, el carbón, el estiércol o los restos de las cosechas—generalmente tienen problemas de salud. Estos combustibles causan más problemas cuando se queman dentro de la casa y el humo no puede salir de allí rápidamente. Si el combustible contiene sustancias químicas—como los plaguicidas o los fertilizantes que se hallan en los restos de algunas cosechas—el humo será más dañino.
El respirar el humo que proviene del fuego para cocinar puede causar diferentes problemas crónicos, como tos, resfriados, pulmonía, bronquitis e infecciones de los pulmones. El respirar el humo del carbón también puede causar cáncer en los pulmones, en la boca y en la garganta.
Las mujeres embarazadas que respiran el humo del fuego para cocinar pueden sufrir mareos, debilidad, náusea y dolores de cabeza. Además, como el cuerpo de la mujer no puede combatir muy fácilmente las infecciones cuando ella está embarazada, y por ello es aún más probable que sufra de las enfermedades de los pulmones mencionadas arriba. El humo también puede causar que su bebé crezca más lentamente, que pese menos al nacer, o que nazca antes de tiempo.
Las mujeres corren un riesgo más grande que los hombres de padecer de estos problemas de salud porque pasan más tiempo respirando aire con humo. Los niños pequeños que pasan gran parte del día jugando cerca de una estufa que produce humo, corren más riesgo de padecer de resfriados, tos, pulmonía e infecciones en los pulmones.